martes, 9 de junio de 2009

Para innovar hay que ser valiente…

Hoy no les voy a hablar de ningún libro, les voy a contar de una experiencia de aprendizaje. Y comienzo con la siguiente declaración:

“Me siento lo suficientemente incómoda para decidir que debo quedarme definitivamente a aprender en ese lugar”


He recibido de Ralph Kinnard (el director de la innovadora película venezolana "A mi me gusta") la invitación a asistir a su escuela profesional de arte dramático. Asistí con gran susto, y vi, y ahora siento más susto, porque la gente que allí está es talentosísima y yo todavía no tanto.

La clase de hoy fue una trituradora de paradigmas desde que empezó hasta que terminó, cada ejercicio, cada improvisación de los actores y actrices, están llenas de oportunidades para tener despertares: es como entrar a una casa de espejos donde te ves de miles de formas y puedes apreciar un sinnúmero de distorsiones de tu imagen, al participar o al ver a otros y solo imaginarte que si hubieras sido tu al que le hubiera tocado tal circunstancia, imaginar el cómo te hubiera percibido el público hubiera sido una experiencia muy extraña, absurda y por qué no, vergonzosa.

Hoy aprendí mucho, por ejemplo:

Tener la conciencia de que ciertas habilidades pueden inhabilitar otras.

Me explico: Cuando estoy en mi rol de facilitadora hay ciertas programaciones que me ayudan a diluir mi “ser” ante una audiencia, para que el foco de atención esté sobre la audiencia y no sobre mí. Ese modelo mental, hace que mi necesidad desaparezca y que me centre en el otro: “el aprendiz”. Trabajo con las emociones pero en función del “otro”, de que el “otro” se emocione, sienta la necesidad y el hambre por aprender, que se sienta incluido y capaz, hago lo posible en generar la suficiente confianza para que el aprendiz se manifieste, aprenda y sea.

Aquí en la escuela de teatro me toco el asunto de exponerme en escena de manera totalmente diferente, es aprender que el foco esta sobre mi misma y no en la audiencia, en lo que soy capaz o incapaz de manifestar, independiente de mis creencias, mis complejos, mis limitaciones físicas, mi condición social, económica e ideológica, es aprender a buscar interpretar “a otra” que paradójicamente soy yo misma inédita, una que aun no conozco, porque mi circunstancia de vida y mis mapas mentales aun no la hizo salir. Se trata de mí… de yo… de esa MM desconocida, que no sé “quienes muchas puede ser”. Es asomarse unos instantes a la ventana del “yo desconocido” de Johari, experimentar la metacognición.

Aprendí a respetar al actor como un ser que definitivamente tiene que hacerse cargo de cultivar muchos aspectos personales que muchos tendemos a tener olvidados en la batalla constante del trabajo profesional. No todo es el comportarse “profesionalmente”, somos mucho más que nuestra profesión, somos emociones, anhelos, deseos y roles olvidados.

Aprendí a darme cuenta de que no puedo dar lo que aun no tengo y a tener la esperanza de que pueda descubrir las posibilidades de contactar con mi emocionalidad y expresar mi vulnerabilidad con el propósito de hallar un sentido, una diferencia para mí, y tambien saber cuándo y cómo poder protegerme de las consecuencias de entregarle -a quien no lo aprecia y valora- mis sentimientos para que ejerza un control indigno o muestre indiferencia y desprecio hacia mi…

¿ASUSTA VERDAD? Es un lugar de aprendizaje no racional, sin libros, guiones, instrucciones -otro paradigma roto- otro nivel que vale la pena explorarse. Aprender a aprender de una forma distinta, quizás extrema para mí, pero creo -hasta ahora- que soy valiente.

Aprovechar las ocasiones como esta, para ver de lo que soy o aun no soy capaz, es una forma atribulada e innovadora para aprender. Buscar en lugares extraños puede hacer que desarrolles competencias y hacer que encuentres nuevas relaciones entre cosas que agreguen valor a la vida…

Si quieres aprender de una manera diferente, puedes acercarte a la academia de actuación Kinnard en La Castellana, no es necesario tener una edad, figura, vocación o intención artística, es un lugar donde puedes aprender a desarrollar la competencia de inteligencia emocional y afinar tus artes de influencia para aplicarlo a cualquier circunstancia de tu vida personal y profesional http://www.kinnardacademy.com/

Gracias Ralph por tu invitación a este maravilloso lugar…


Tú “NO amiga”
MM
(pregúntale a Ralph que significa eso de NO AMIGO si tienes curiosidad)

Éste artículo es dedicado a mi lectora hasta hoy desconocida que hoy me encontre en éste maravilloso lugar… Gracias por acompañarme y animarme a escribir hoy Sandra.

1 comentario:

  1. Hola María Mercedes, que hermosa reflexión y me encanta que ofrezcas este espacio de darse cuenta en alta voz, sobre lo que yo llamo las fronteras emocionales del facilitador.

    Lo que llamábamos en mi grupo de Dinámica meternos en tu propia candela y salir airosas o al menos con gran capacidad para aprender a auto-atendernos.

    Quienes estamos en éstas áreas la formación si bien tiene un componente teórico y es muy importante, creo que el aprender ejecutado es lo que dará la experticia suficiente para saber dónde y cómo poner en foco para que no se desvíe la atención, ni se diluyan los esfuerzos.

    Hay algo que digo que causa gracia y es la importancia de afinar la pepa del ojo, de afinar la escucha y de afinar la piel, no solo para el participante, sino para nosotros mismos, para permitir afectarnos, para salir y entrar, para ir más allá de lo evidente teniendo en mente todos los elementos que implica el ser, el estar, el dar y el tener.

    La experiencia que tuviste es lo que se está usando en otros paises con gran éxito y es llevar el teatro a las empresas, incorporar el teatro a tu vida... y tiene que ver con psicodrama y en este momento lo llaman técnica de improvisación aplicado a las organizaciones...
    Bien válido, ya de alta aplicación en otros países y generando importantes resultados.

    Me encanta leerte y te felicito.

    Valoro mucho tu energía.

    Saludos, Cristmar

    ResponderEliminar